En el marco en el que se llevó adelante la presentación del Informe Anual de Gestión, la Defensora del Pueblo de Bariloche, Dra. Beatriz Oñate, compartió un resumen de los ejes fundamentales de trabajo del año 2020. Cabe resaltar que a los fines de evitar la propagación del Covid-19, la exposición que se desarrolló –el jueves 18 de marzo- fue transmitida en vivo a través del canal de Youtube del Concejo Deliberante y sólo contó con la participación presencial de las y los Concejales y la prensa acreditada.
A modo de balance, la Dra. Oñate compartió un breve resumen de su gestión al mando de la Defensoría del Pueblo de la ciudad durante 4 años, evaluándola como “muy positiva”. Puntualmente, respecto al último año hizo referencia a las dificultades que se presentaron para todos los organismos durante el contexto de pandemia por Covid-19. Al respecto mencionó: “Fue una etapa muy compleja, dado que los organismos en general no contaban con una atención digitalizada, por lo que desde la Defensoría reforzamos nuestros esfuerzos para establecer redes que permitieran dar respuesta a la demanda por parte de la ciudadanía”.
Entre las problemáticas que se presentaron durante el año, señaló que una de las más preocupantes se relacionó con la imposibilidad de acceder a tierras y viviendas: “El Estado se ha mantenido ausente o ha tenido políticas de Estado que no han sido de la magnitud necesaria para dar respuesta a lo requerido por la demanda y se dejó libremente a disposición del mercado y sabemos que éste no piensa con criterios de inclusión y justicia social”, describió la Defensora, quien además recordó que –en ese momento- consideró oportuno realizar una recomendación para que “se busque la manera de llegar a las soluciones más adecuadas respetando la dignidad de las personas, poniendo especial atención en no criminalizar la pobreza, ni a los vecinos”.
Otro de los aspectos que destacó es el rol activo de las inquilinas y los inquilinos, dado que fueron ellos mismos quienes impulsaron el proceso de cambio que derivó en la nueva Ley de Alquileres en pos de la defensa de sus propios derechos. “Se trató de un día histórico para la Argentina en el que el que fue fundamental el rol activo los vecinos, las vecinas, las organizaciones y la Unión de Inquilinos Rionegrinos (UIR), representada por Roberto Díaz, logrando que entrara en vigencia un nuevo esquema de regulación, beneficiando a más de 9 millones de inquilinas e inquilinos argentinos y 165 mil rionegrinos. Hablamos de una Ley que amplía derechos e implica un significativo avance para proteger el acceso a la vivienda”.
Por otra parte, la Defensora del Pueblo de Bariloche resaltó la iniciativa que llevó adelante el organismo a su cargo, siendo el primero del país en implementar las Mediaciones Comunitarias en cuestiones de Alquileres de manera virtual. “Cuando todavía nos encontrábamos en un contexto de ASPO, pusimos a disposición las diferentes herramientas y vías de comunicación al alcance de nuestras manos para poder encauzar estas temáticas vinculadas con alquileres, desalojos, falta de pago, y doble alquiler, en el marco del Decreto Nº 320”, afirmó con orgullo y agregó que “si bien la metodología resultó novedosa para la ciudadanía, el objetivo se cumplió y logramos encontrar mecanismos alternativos que permitieron avanzar en los procesos que habitualmente llevamos a cabo desde el área de Mediación Comunitaria”.
En cuanto a los objetivos planteados para el futuro, la Defensora puso en valor la retribución por parte de aquellas personas que le han brindado una positiva devolución sobre su actual gestión, a partir de lo cual consideró oportuno presentarse nuevamente para darle continuidad a los proyectos que así lo requieren. En tal sentido, aseguró: “Si cuento con el acompañamiento de la gente, sumado a que desde el organismo me he visto reconfortada por una gestión positiva, me parece propicio continuar con el trabajo para seguir construyendo una ciudadanía más igualitaria, más justa, más equitativa, principalmente para los sectores más postergados”.
A continuación compartimos el balance de un año de trabajo:
En el marco de la intempestiva declaración de pandemia ante la aparición del virus COVID-19, que nos presentó a todas y todos el enorme desafío de adaptar nuestras vidas cotidianas y, en particular la forma de prestar nuestros servicios a la nueva realidad imperante, nos fue marcando un proceso de aprendizaje permanente tanto en términos personales como institucionales.
En este sentido me propuse buscar durante el período inicial ser una Institución que pueda contener a la ciudadanía en este proceso, teniendo especial consideración en las personas vulneradas por el sistema, excluidas y que se encuentran sumidas en la pobreza.
Y así comenzamos a trabajar en la exigencia a los organismos municipales principalmente en el cumplimiento y resguardo de los derechos de la ciudadanía, en especial consideración en este contexto en su seguridad alimentaria.
A partir de allí dispuse la renovación de mecanismos de atención, abordaje acercamiento y contención institucional permanentes para los vecinos y vecinas de nuestra ciudad con la clara premisa de servirles como Institución de referencia en este período excepcional y extraordinario.
Para ello, durante el primer período de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, se trabajó de forma constante en la asistencia y contención de las problemáticas e inquietudes presentadas por la ciudadanía a través de nuestras vías de contacto.
A fin de poder brindar nuestros servicios, y pese a vernos impedidos de acudir a nuestras oficinas, se fortalecieron todas las herramientas de comunicación con las que cuenta esta Defensoría del Pueblo de Bariloche como ser twitter, facebook, instagram, nuestros correos electrónicos y página web; e incluso se pusieron a disposición medios de comunicación particulares de forma tal de garantizar el contacto con la ciudadanía.
Posteriormente, a partir del mes de mayo y ante la imperiosa necesidad de contar con el servicio de atención telefónica institucional, se procuró la misma en la sede de la Defensoría del Pueblo de Bariloche, ubicada en Quaglia 740, ya que desde allí tenemos todas las herramientas para dar mejor servicio, internet, computadoras con suficiente memoria, insumos, agendas institucionales, etcétera.
Durante este contexto, las labores de este equipo se enfocaron en brindar información adecuada y certera sobre las diferentes medidas adoptadas ante este desafiante momento, fundamentalmente, con el objetivo de trabajar en pos de prevenir la desinformación, desalentar prácticas abusivas y esforzarnos en contener los variados conflictos que se iban presentando con el transcurrir de los días.
Con la premisa de garantizar el acercamiento de esta Defensoría del Pueblo de Bariloche a su ciudadanía y pudiendo advertir el estado muchas veces de ansiedad y angustia expresado por vecinas y vecinos, se dispuso una red de abordaje a partir del trabajo mancomunado y articulado con las diferentes áreas que consistió en la atención primaria de las consultas recibidas tanto de forma directa por esta Defensora del Pueblo, así como por parte del equipo de Gestión Institucional, de Asesoría Letrada, Mediación y Prensa y Comunicación.
Desde cada área se articuló en gestiones con diversos organismos públicos, así como también nos ocupamos de asesorar y facilitar la realización de trámites en línea en el marco de las nuevas modalidades de actuación impuestas por la pandemia.
En este sentido, el servicio de Mediación Comunitaria como herramienta de resolución de conflictos, adaptó un formato digital para brindar sus servicios a través de medios telefónicos y videoconferencias, en función a las características propias de cada caso.
El área de Asesoría Letrada también trabajó en el mismo, disponiendo horarios para contactarse con quien requería el servicio de manera telefónica o video llamada, en el caso de ser necesario.
El área de Comunicación Institucional, Prensa y Difusión, realizó trabajos con diferentes medios de comunicación para también ir evacuando consultas, y llevar adelante gestiones, trasladarlas a las áreas correspondientes, responder junto a otras instituciones pedidos específicos, y articuló acciones de servicio a la comunidad con sus colegas y medios radiales.
Asimismo, con el fin de aportar a la asistencia de nuestros vecinos y vecinas, se establecieron canales de comunicación directa con otras entidades, tal es el caso de ANSES, organismo con el que se trabajó activa y colaborativamente en la gestión de consultas, inicio de trámites e inquietudes que surgían de los diversos programas que se iban implementando de vecinos y vecinas con el organismo.
Lo mismo sucedió con la Oficina Municipal de Defensa al Consumidor (OMIDUC), con quienes trabajamos de forma colaborativa en la búsqueda más dinámica y eficiente para dar respuestas para las y los consumidores. Ese mismo mecanismo de trabajo se replicó con la Secretaría de Turismo con quienes trabajamos arduamente sobre todo con turistas varados en la ciudad, y se lograron los mejores resultados.
Nos costó un poco más que nos dieran respuestas inmediatas, pero finalmente logramos encauzar los temas con el Instituto Municipal de Tierras y Viviendas.
Así también trabajamos con diferentes organismos de estamentos provinciales y nacionales, buscando siempre dar las respuestas más certeras.
De este camino recorrido se puede concluir que la pandemia nos vino a delimitar y dejar en absoluta evidencia las desigualdades e inequidades estructurales que nos impone el sistema socioeconómico hoy imperante, y lleva a un número importante de la población a encontrarse sumida en la pobreza, en la exclusión del sistema y a tener una pésima calidad de vida.
El índice de pobreza en la Argentina es uno de los peores en años, ya en Septiembre 2020 el INDEC publicaba que la pobreza alcanzó al 40,9 % de la población argentina. Ya en mayo 2020 UNICEF hizo un llamado a fortalecer los sistemas de protección social, y elaboró un informe sobre pobreza y desigualdad en niñas, niños y adolescentes. Por ello, entiendo que hoy más que nunca debe trabajarse incansablemente poniendo el mayor de los esfuerzos en estos sectores, buscar un Estado activo, presente, que acompañe a nuestros ciudadanos y ciudadanas que se encuentran en ese índice a superarlo y a que mejoren su calidad de vida. Romper con las desigualdades estructurales y comenzar a diseñar políticas públicas con criterios de “movilidad social ascendente”.
Otra de las inequidades evidenciada por la pandemia es el acceso a internet y a los medios digitales de comunicación y cibernéticos, existe en Bariloche un número importante de la ciudadanía que tiene el acceso restringido, o nulo por falta del servicio o por falta de acceso a los instrumentos electrónicos, y ello impidió muchas veces la posibilidad de iniciar trámites de programas sociales en la página de ANSES, actualizar datos para el otorgamiento del IFE, etcétera, por ello desde esta Defensoría brindamos la mayor contención en este sentido, poniéndonos a disposición de las gestiones que nos requerían.
Estos obstáculos comunicacionales y tecnológicos también se vieron a la hora de que los niños, niñas y adolescentes debían sostener sus clases virtuales, buscar el material de estudio por internet, y su falta de acceso e insuficiencia tecnológica hizo que se sigan sosteniendo y profundizando las desigualdades ya existentes.
En todos estos temas, el Estado -desde cada uno de sus estamentos- debe trabajar y lograr que esos índices bajen.
Estos son datos objetivos de los problemas estructurales que existen, buscar salir de esta situación debe ser para el 2021 el objetivo principal tanto del gobierno nacional como de los gobiernos provinciales y municipales.
Los derechos deben ser reconocidos y ejercidos, de lo contrario se convierten en letra muerta. En ello debemos abogar las Defensorías del Pueblo, máxime en este contexto, para que no existan retrocesos de derechos y los hoy reconocidos y conquistados sean una realidad concreta y que brinde a cada ciudadana y ciudadano dignidad, prosperidad y calidad de vida, en definitiva un mejor futuro.
Y al hablar de desigualdades estructurales, la ciudad de Bariloche tiene mucho por mejorar. Se debe trabajar para disminuirlas y resolverlas, y para ello, tenemos mucho por hacer ya que tenemos problemas históricos no resueltos: escasa infraestructura de servicios en los barrios más populares, problemas en la provisión de agua en muchos puntos de la ciudad, falta de acceso a cloacas, falta de acceso a la vivienda digna, falta de trabajo formal y de calidad, Transporte Urbano de Pasajeros deficiente, basural a cielo abierto, falta de cuidado del medio ambiente, del Lago Nahuel Huapi, falta de control eficiente de las talas indiscriminadas de árboles, trabajar en su prevención, y en la prevención de los daños ambientales que causan las talas y otros tipos de contaminaciones en el medio ambiente.
Son muchos los desafíos que ya existían antes de la pandemia, que son estructurales y sostienen la pobreza, y con ella se pronunciaron.
Por ello debemos hacer especial énfasis en los sectores más desprotegidos y fuera del sistema para incluirlos, darles una mejor calidad de vida para que proyecten un futuro mejor. De ello debe encargarse el Estado, en sus diversos estamentos y competencias, y trabajar con competencias concurrentes y colaborativas en pos de resolverlas. Este es el gran desafío que nos deja el 2020.