26 de marzo de 2024
Por Paula González Velásquez
La mayoría de nosotros en algún momento de nuestras vidas fuimos (o somos) derrochadores de agua y no nos dimos cuenta, probablemente porque nunca nos faltó este recurso tan preciado. Pero una vez que se nos presenta esta realidad, empezamos adoptar diferentes hábitos de consumo responsable de agua. Porque es cierto que el agua es parte de un ciclo y que la materia no se crea ni se destruye, se transforma (otro concepto que aprendemos en la escuela, ¡gracias docentes por tanto!), pero no es tan sencillo descontaminar el agua y volverla potable. El agua debe extraerse, atravesar procesos físicos y químicos para ser apta para consumo y luego tiene que llegar a nuestros hogares, todo esto conlleva un gasto de energía enorme, y ni hablar si el agua utilizada está muy contaminada. ¿Te detuviste a pensar que cuando tirás la cadena del baño estás tirando agua potable? O cuando lavás los platos y dejás correr la canilla mientras pasás la esponja con detergente, son litros y litros de agua potable que se va sin ser aprovechada, agua que podríamos beber, por ejemplo.
Existen algunas acciones, que pueden transformarse en hábitos de consumo responsable, que podemos adoptar. Podemos tomar duchas cortas, usar el agua sólo para enjuagar (esto sirve para lavar los platos, lavarse los dientes, afeitarse), utilizar el lavarropas en carga completa y con agua fría. Verificar llaves y tuberías para no tener pérdidas de agua, regar por la mañana o al atardecer, para evitar que los días de calor el agua se evapore rápidamente. Reducir el consumo de ultraprocesados y otros alimentos que gastan mucha agua en su elaboración. Y así podría mencionar muchas acciones más, pero lo importante es que cada uno de nosotros debe hacer lo que está dentro de sus posibilidades, no nos agobiemos intentando hacer todo, porque sólo lograremos estresarnos y rendirnos. Andá de a poco, intentá sumar una acción y luego repetila al día siguiente, y al siguiente, y así… cuando menos lo esperes ya lo vas a tener incorporado a tu rutina, y cuando tengas más confianza sumá algo más.
En la Defensoría tenemos un hermoso jardín con césped y diferentes árboles, entre ellos frutales, y hacemos eso, nos turnamos para regar por las mañanas. También cuidamos el agua a la hora de lavar los platos y chequeamos que las canillas no goteen. ¿Y qué pasa si te cuesta incorporar estos hábitos de consumo responsable de agua? No pasa nada, ya los conocés, podés difundir esta información, decirle a un amigo, a un familiar, un vecino, animalos a sumarse al cuidado del ambiente. No lo olvides, el aleteo de una mariposa puede generar un tornado del otro lado del mundo.