En 1992, al término del Decenio de las Naciones Unidas para los Impedidos (1983-1992), la Asamblea General proclamó el día 3 de diciembre Día Internacional por los Derechos de las Personas con Discapacidad. El Decenio había sido un período de toma de conciencia y de medidas orientadas hacia la acción y destinadas al constante mejoramiento de la situación de las personas con discapacidad y a la consecución de la igualdad de oportunidades para ellas. Posteriormente, la Asamblea hizo un llamamiento a los Estados Miembros para que destacaran la celebración del Día, con miras a fomentar una mayor participación en la sociedad de las personas con discapacidad.
Este 3 de diciembre se conmemorará una vez más el Día Internacional por los Derechos de las Personas con Discapacidad, celebración que se repite año tras año, permitiendo con ello reiterar una serie de demandas que en muchos de los casos se pierden en el umbral de la indiferencia.
Las personas con discapacidad, pese a su importancia en el espectro social del Estado, seguimos siendo uno de los grupos sociales más olvidados por las autoridades de gobierno y por la sociedad en su conjunto.
Según la Organización Mundial de la Salud, se considera persona con discapacidad a aquel ser humano que posee, temporal o permanentemente, una disminución de sus facultades físicas, mentales o sensoriales, que le impiden realizar una actividad regular y por sí misma las actividades necesarias para su normal desempeño físico, mental, social, ocupacional y económico, que al interactuar con diversas barreras puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad en condiciones de igualdad con las demás.
La Organización Mundial de la Salud estima que aproximadamente el 10% de la población mundial sufre de algún tipo de discapacidad. Sin embargo, las personas con discapacidad y nuestras familias seguimos encontrándonos con realidades que hacen muy difícil nuestra participación en la sociedad de una manera plena.
La falta de una cultura de apoyo que acabe de manera definitiva con la discriminación está presente en nuestra sociedad, cuya indiferencia hacia este sector termina cancelando importantes oportunidades de desarrollo en los ámbitos educativos, laborales, sociales, deportivos, culturales y de investigación científica, para miles de argentinos, cuya lucidez intelectual es muy amplía, pero que no tienen espacios de crecimiento por tener algún tipo de discapacidad.
Es lamentable reconocer que la gran mayoría de los esfuerzos por lograr mejores niveles de desarrollo y calidad de vida de las personas con discapacidad se hace a partir de esfuerzos de la comunidad organizada, muchos de ellos iniciados por familiares que viven en esta realidad y que no encuentran en los espacios de gobierno o de la asistencia social respuesta a sus necesidades concretas de desarrollo personal, intelectual y educativo para sus hijos.
Es claro que la sociedad nos debe mucho. Constituimos un importante segmento social que nos enfrentamos a la falta de espacios para la educación, la ausencia de fuentes de trabajo suficientes y la inexistencia de lugares que faciliten el acceso y la movilización en los edificios públicos y privados. No existen las herramientas necesarias para la movilidad urbana de las personas con discapacidad, ni la atención adecuada para ciegos o sordos en las oficinas públicas.
Los esfuerzos gubernamentales para la atención de este grupo social han sido insuficientes, pues la lógica implementada es la del asistencialismo, especialmente direccionado a la atención de la salud, cuando lo que se debe impulsar es el desarrollo integral de las personas con discapacidad bajo la óptica de otorgarnos las mismas oportunidades que cualquier ciudadano para nuestro libre desenvolvimiento en el entramado social.
En términos de políticas públicas, es tiempo de concretar una nueva visión que permita articular los esfuerzos de las autoridades gubernamentales y los de las organizaciones de la comunidad, para que haya un relanzamiento de las acciones que nos permita a las personas con discapacidad tener mejores planos de bienestar y participación ciudadana.
Qué mejor celebración, que en el marco del Día Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad, el Estado Nacional, provincial y Municipal cumplan con eficiencia, eficacia y efectividad la legislación positiva vigente que favorezca a establecer bases sólidas para terminar con la indiferencia y la discriminación.
Dr. Sebastián René Vázquez
Asesor Letrado de la Defensoría del Pueblo de Bariloche
D.N.I. 12225240