Martes 14 de febrero de 2023
Por Francisca Argentina Salazar
La vida de las personas que no nacimos con una discapacidad se transforma radicalmente cuando la comenzamos a transitar.
En mi caso desde que tuve mi accidente en el año 2017, hubo un cambio bastante brusco para mi familia, no fue nada fácil al comienzo ya que dependía mucho de mis hijas: siendo madre soltera, teniendo cuatro hijas y dos nietitos yo era quien trabajaba para sacar adelante mi hogar. Cuando ocurrió mi accidente estaba prácticamente inmovilizada por la lesión que tuve en la médula. Poco a poco y con el tiempo fui recuperándome, pero mientras tanto mis hijas tenían que asistirme en todo momento. La verdad que mi familia es el motivo por el cual cada día lucho, saco fuerzas y trato de ser cada día más independiente. Puedo decir que gracias a Dios prácticamente lo logré porque soy una persona muy positiva y con mucha fe. Creo que todo esfuerzo tiene su recompensa, por eso no hay que bajar los brazos nunca, mientras tengamos vida las esperanzas son las últimas que se pierden. El amor de la familia es lo más importante cuando nos toca vivir una situación tan difícil. Estoy segura de que sin el cariño de mi familia no hubiese logrado nada de lo que comenté anteriormente. Cada integrante es un pilar fundamental para sobrellevar la discapacidad. Sé que hay diferentes clases de discapacidades, pero el amor de la familia, la paciencia y el acompañamiento es lo que nos hace más liviano todo como los dolores que padecemos día a día, las frustraciones, el querer hacer y no poder. Mi familia lo es todo, soy feliz porque a pesar de todo lo vivido ellas son personitas que se esfuerzan para salir adelante y agradecida siempre a Dios por ellas. Así que les dejo este mensaje a las familias: no ignoren si algún familiar padece alguna discapacidad, bríndenle amor porque eso, para nosotros, ¡es encontrarle sentido a la vida!