22 de agosto de 2024
San Carlos de Bariloche
El 22 de agosto de 1994, la Convención Nacional Constituyente, reunida en el Paraninfo de la Universidad Nacional del Litoral en Santa Fe, aprobó el texto final de la Reforma Constitucional. Esta modificación implicó un cambio profundo en el marco jurídico y político de Argentina, fortaleciendo el federalismo, el sistema democrático y la protección de los derechos humanos. Santa Fe, como epicentro de las deliberaciones, reforzó su importancia en la historia política argentina, convirtiéndose en un símbolo de la renovación democrática del país.
Entre las reformas más significativas se encuentran la reducción del mandato presidencial de seis a cuatro años, con una única reelección posible, la creación de la figura del Jefe de Gabinete de Ministros, y la inclusión de un tercer senador para representar a las minorías. Además, se ampliaron los derechos ciudadanos, incluyendo las acciones de amparo, habeas corpus y habeas data, y se otorgó rango constitucional a los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos, consolidando así la defensa de los derechos fundamentales. Apuntando al equilibrio de poderes se incorporaron las figuras del Defensor del Pueblo, el Auditor General de la Nación, el Ministerio Público, la regionalización y las autonomías municipales.
Dos días después, el 24 de agosto de 1994, en el Palacio San José, en Entre Ríos, se realizó la jura de la Constitución Nacional reformada. Este evento marcó la culminación del proceso de reforma y fue un momento de gran trascendencia política y social para el país. El Palacio San José, residencia histórica de Justo José de Urquiza y de su esposa, Dolores Costa, fue construido entre 1848 y 1862 y está ubicado en la Ruta Provincial Nro. 39 Kilómetro 128, en la zona rural de Caseros, Dto. Uruguay de la provincia de Entre Ríos. Esta obra arquitectónica notable, con 38 habitaciones, amplios jardines, un lago artificial y una capilla fue decorada por Juan Manuel Blanes. Además de su valor arquitectónico, el palacio ha sido un centro de decisión política y un polo productivo y comercial en la región, lo que lo convierte en un testimonio vivo de la historia argentina.
La jura en el Palacio San José no solo simboliza la renovación de los principios fundamentales de la Nación, sino que también destacó la necesidad de seguir trabajando para cumplir plenamente con los objetivos de la Reforma, asegurando un futuro más justo, democrático y federal para todos los argentinos.
A treinta años de este hito de nuestra historia, una de las deudas de la democracia, es la falta de designación de un Defensor del Pueblo de la Nación, cargo que se encuentra sin cobertura por más de quince años. Es fundamental dar cumplimiento a la Constitución Nacional que incorporó esta figura pilar de la defensa de los derechos humanos.
En la actualidad, la colaboración y trabajo conjunto entre Defensorías del Pueblo municipales y provinciales, permiten accionar en la coyuntura actual bajo la organización que nuclea las Defensorías del Pueblo de todo el país, la Asociación de Defensorías del Pueblo de la República Argentina (ADPRA) y de forma regional, la Red de Defensorías del Pueblo de la Patagonia, de las cuales la Defensoría del Pueblo de Bariloche es parte activa. El compromiso institucional y social, asegura las voluntades hacia la defensa de los derechos de todas las personas y seguirá dando continuidad a esta labor.
Fuente: Archivo histórico del Palacio de San José // Universidad Nacional del Litoral